Este viernes leemos la poesía verde o fuscia de Iván Mata (Guanajuato, Gto, México, 1989), Licenciado en Letras Españolas por la Universidad de Guanajuato. Actualmente es pastor de cabras. Antalogado en el número 209 de Punto de Partida (UNAM), “El fragor de otras voces. Diez jóvenes poetas guanajuatenses”. Por la revista Alternativas “28 poetas del Bajío menores de 28 años”. Entre otras revistas nacionales e internacionales. Aparece en el muestrario poético “Las avenidas del cielo” (UG/UAA), y en las antologías “La vida va” (La Rana), “Círculos de agua” (La Rana), “Poesía no consagrada” (Granuja), “Escritura desde el encierro” (Los otros libros), “Los poetas de la memeración” (Awita de Chale), “Letrinas del cosmódromo” (Agujero de gusano), “Poesía eres tú” (Periódico poético). Es autor de los poemarios Vómito de una pistola sin gatillo (Los Otros Libros), Soy Cebra (Granuja), Ivanna Kill (La Rana), Pedacito de pastel (Frenéticxs danzantes) y Frijol (Niño Down editorial). Y de la novela Bailemos Cumbia (Awita de Chale). Ha sido integrante del Seminario para las Letras Guanajuatenses, con los tutores: Eusebio Ruvalcaba, Marcial Fernández, José Luis Bobadilla, Ángel Ortuño, Geney Beltrán, José Kozer, Rocío Cerón e Imanol Caneyada.
En agosto cumplo 34 años, chale ☹
Según las convocatorias literarias
después de los 35
los vatos deben reconocerse y afirmarse como señores.
Embellecen la convocatoria
para que los que estamos por cumplir 34, luego 35,
ya no quiero pensar en los de 36 o 37, no nos sintamos
más ancianos y decrépitos. Tampoco inútiles, más flácidos, arrugados, tristes,
mucho más al borde del balcón que una maceta,
que un gato, que una bolita de pelusa, que el lápiz, que yo
al borde del balcón, el balcón al borde de una piscina muy azul,
el azul tan inútil y decrepito, tan viejo como el cielo, como mi papá,
como el amigo de mi amigo Juan.
Ya no quiero saber de ti
Tengo muchas palabras vetadas del diccionario.
Una de ellas es la palabra: amor.
No me quedaron ganas de volverla a pronunciar
después de la lluvia.
Otra palabra vetada es: lámpara.
Esa no está tallada con nuestras iniciales en su base
como la palabra:
árbol
o
pistola.
Vecinos de Santa Teresa temen por su vida
En compañía del pájaro y la cabra, un mono con un cuchillo causa temor.
Yo para nada estoy atemorizado. Pertenezco a otra banda igual de peligrosa
que tiene como integrantes: a un árbol y a una antena de luz.
La banda del mono y la mía están en lucha
para ver quién controla estas calles.
La verdad, ellos nos llevan ventaja. Por poquito.
Dos muertos no son para alardear.
Tres robos a casa habitación
tampoco es mucho.
Un incendio
es un chiste mal contado por la cabra.
Subiremos a las lanchas
para alimentar a los patos
después comeremos crepas dulces
con mermelada de zarzamora
mientras yo leo poemas
que escribo para el agua.
Tú tejerás las escamas de los peces
en una carpeta
de croché.
El peor poeta guanajuatense
I.
Soy el peor poeta de mi generación.
Felipe no reparó en mandar mensaje
para decírmelo.
Ahora, ebrio, no sé qué responder.
II.
Quiero decirle que se vaya al infierno
pero no funcionará.
Quiero decirle que los verdaderos poetas
me enseñaron a ser el peor.
¿Y si le mando un meme?
¿Y si le mando un video cuando era actor porno?
Puede que así me diga que soy el peor actor porno
de mi generación.
¿Por qué él me ama tanto?
Pobre de él.
No le puedo dar más de lo que de doy ahora:
vaso con agua
cuando tiene sed,
puerta cerrada
con candado y doble cerradura,
beso frío
como el refresco de manzana.
Mango
Iré a la verdulería con don José para pedirle fiado
un mango azul,
verde o fucsia. Si llevo suerte
y me ve con mucha lástima
puede que me fie dos y
una bonita fresa.
¡Ese vato es mío, mío!
Amiga,
hoy vengo a confesarte que ayer tu novio y yo cogimos
bien pinche hardcore.
No estuvo nada mal
cuando me puso de perrito, luego de muchas formas
no sabía existían en el planeta. La verdad,
tú morro está sabroso.
Perdóname,
sabes que me encantan los hombres
que dicen la palabra bonita con harta garra
y que bailan cumbia
y que aman sabiéndose todavía más hombres
bajo el mezquite o donde quiera Dios Padre nos agarre
cogiendo despiadadamente como 2 cricosos.
Estoy muy apenado por lo que pasó, en serio, muy apenado. Aunque también sabes que, si no matas a tu vato ahorita mismo,
seguiré cogiendo con él todos los días, después del trabajo, sobre la lavadora,
con música de fondo, sudor, a pelo y suspensorios.
En compañía del pájaro y la cabra, un mono con un cuchillo causa temor.
Yo para nada estoy atemorizado. Pertenezco a otra banda igual de peligrosa
que tiene como integrantes: a un árbol y a una antena de luz.
La banda del mono y la mía están en lucha
para ver quién controla estas calles.
La verdad, ellos nos llevan ventaja. Por poquito.
Dos muertos no son para alardear.
Tres robos a casa habitación
tampoco es mucho.
Un incendio
es un chiste mal contado por la cabra.
