Presentamos algunos poemas del escritor hidalguense Irving Jesús Hernández Carbajal (Pachuca, Hidalgo, 1991). Licenciado en Filosofía por la UNAM. Maestro en Ciencias Sociales por la UAEH. Realizó un Diplomado de Literatura en el Centro de las Artes de Hidalgo. Ha sido docente en la Universidad Humanista Hidalgo y en la Escuela Normal Superior Pública del Estado de Hidalgo. Autor de “La naturaleza del rinoceronte” (Editorial Cipselas, 2020) y “Sol ulterior” (Lengua Tóxica, 2023). Ganador de “Polifórmica: Concurso de Relatos de Terror, Ciencia Ficción y Fantasía” (ICSHu – UAEH, 2020).
GÉNESIS
Los hombres piensan en Dios
y él se arrepiente de ellos.
OPORTUN(AUN)IDAD
Emprendo un conflicto,
desafío al señor del tiempo.
Me elevo vigoroso sobre la tierra
y mi carne transgrede el tabú de la vida.
Mis comisuras son castigadas por truenos,
el cuerpo se me acalambra.
Me desplomo y los oportunistas
gozan con mis fragmentos.
Cercenado prolifero,
soy la lluvia de Ícaro.
IR-SE(R)
Mis hombros se escurren como miasma,
nada sostienen, sólo hay huesos abiertos,
son el marco de una puerta al infinito,
quizás por ella se deslice algún día dios.
Mis clavículas terminan por diluirse,
el cartílago se cae y se funde con el suelo.
No queda nada, la ilusión del yo se ha ido
y en eso radica la auténtica libertad.
HELIOS INVICTUS
Estrella de fuego, imploro por tus secretos,
colma mi cuerpo, brinda luz al entendimiento.
Dios que logras tales maravillas,
como el crecimiento, amanecer de lo nuevo.
Destruye las sombras y permíteme verlo.
Ofrezco mi porosa piel de desierto,
con sus arenas y escorpiones venéreos.
Rey de reyes celeste, ¿podré con tu fuerza?
Quiero verte de frente. He quedado ciego.
Me dicen que estoy en tu presencia. Siento miedo.
Esfera siniestra, prometías día y dicha,
respondiste con ámpula, dolorosa quemadura.
Soltaste una verdad mientras acariciabas mi iris:
“La llama que buscas no era la mía,
rechazas la tuya y yo soy espejo,
hoy te brindo lo que tienes, desprecio.”
Ahora sé que no buscaba un sol,
me fui joven, regreso sabio y decadente.
No soy dios de nadie, pero poseo un templo,
aprendizaje hay en estas ruinas de huesos.
Perdí carne a costa del vigor,
ya no veo, ni siento, no huelo.
Noche oscura de los sentidos,
¿serás más benévola con tu siervo?
ONTOLOGÍA POÍETICA
Flor(es)ser
en la palabra del poeta.
Raíz del desastre, su existencia.
INTERIOR
Me dijeron que traía una máscara,
que el que hablaba no era yo,
estaba montando en un libreto.
Me surgió la curiosidad,
la arranqué de mi rostro.
Pronto me brotó otra,
creí que era mi esencia,
hasta que vi las costuras,
supe que era un nuevo personaje,
yo tampoco podía ser eso.
Había intercambiado una por otra,
pero, ¿cuál era la verdadera?
No deseaba más engaños,
las iba destruyendo apenas salían,
una tras otra fueron cayendo,
como capas de cebolla.
Al final descubrí la verdad,
quité todo y no quedó nada.
Ese era yo: una ausencia.
FONTIVEROS
Magnífico trueno nocturno,
en mi sueño me amenazas,
apareces solitario y en fulgores,
reconozco tu divina cara.
Tus dádivas son pedazos de azufre
que arden alegres en mis llagas,
acepto con gozo el profundo dolor
que tu llama infinita me causa.
La voz de tus entrañas habla,
me invita a apaciguar mis ansias,
amargas son las pasiones humanas,
¿tu quemadura podrá redimir mi alma?
PACIENTE ES EL SILENCIO
Palabras que gotean
forman charcos que desbordan ruidos.
La única paz está en la cueva,
donde el murciélago aguarda
a la noche del espíritu.

